Ser el matadito del salón

Desde primaria, he sido la estudiante perfecta. Perfectas calificaciones, gran desempeño académico, responsable y disciplinada. Crecí y contrariamente a lo que le sucede a algunos, mi trayectoria académica no involucionó.

Si eres estudiante de secundaria, pre-universitario, universitario o post-universitario, y te asimilas con las características que acabo de describir o quieres hacerlo, alguna vez te habrás preguntado: ¿vale la pena?

La verdad es que escribo esta entrada no para darte una respuesta definitiva. Solo escribo lo que mi versión actual cree correcto en este momento de mi historia.

Entonces, ¿vale la pena? Pues, depende.

Mi primer depende: tu condición socioeconómica. Si eres clasemediero como yo, la educación es garantía de progreso. Calificaciones extraordinarias, te garantizan más y mejores oportunidades que, por tu cuenta, no podrías costear.

Mi segundo depende: tus otras habilidades. No todos nacemos con una personalidad predominante en extroversión, la cual suele garantizarte networking y compensa tu trayectoria académica.

Mi tercer depende: cómo te ves en unos años. ¿Dedicarás tu vida a tu carrera profesional? ¿te apasiona lo suficiente? ¿prefieres emprender? ¿o quizá, 50-50?

Mi cuarto depende: tu criterio. Si ser el matadito/a del salón implica para ti dañarte física o emocionalmente, no lo consideraría si quiera una opción válida.

Personas a mi alrededor comentan: ¿buenas notas en la U? ¡Eso no sirve para la vida! ¡Tu empleador no lo notará! ¿solo por un posgrado?

Podría ser por un chicle. Podría dedicarme a una carrera considerada “poco lucrativa” y ser extraordinariamente destacada en lo académico, ¿y?

Cada persona tiene propósitos distintos en la vida. No está mal compartir tus apreciaciones, pero hazlo desde la amistad y buen diálogo antes que desde la soberbia de “saber más porque has vivido más”.

Así que, ¿vale la pena ser el matadito del salón?

Entre frustraciones y éxitos, te diría que de hacerlo, focalízate en el proceso y poco en el título. No te reduzcas a este concepto. Desarrolla más habilidades. Solo así, valdría la pena.

¡Qué tengas buena semana!